Por: Carmen L. Serrano
El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo que afecta adversamente la comunicación, la conducta adaptativa, la interacción social, y por consiguiente, el aprovechamiento académico. El autismo ha ido en aumento en estos últimos años. Las estadísticas indican que 1 de cada 62 niños en Puerto Rico tiene alta probabilidad de nacer con un Trastorno del Espectro Autista (TEA). Por lo tanto, nos encontramos ante una alta población de niños con autismo que necesitan ser educados. La ley “No Child Left Behind” requiere un compromiso con todos los niños, incluyendo estudiantes con impedimentos. Es decir que los estudiantes con autismo tienen derecho a una educación que propenda el pleno desarrollo de sus capacidades. En nuestra sociedad necesitamos maestros comprometidos con nuestros niños. El maestro de un estudiante con autismo tiene un rol sumamente importante:crear seres integrales para nuestra sociedad. Ser maestro de estudiantes con autismo es un gran reto, porque requiere de esfuerzo, dedicación y pasión por los niños. Sin un maestro preparado en el área de educación especial, un estudiante con autismo tiene pocas probabilidades de salir adelante. Esto debido a que el maestro regular no posee la preparación adecuada para enseñarles efectivamente. Un maestro bien preparado en el área de educación especial, dedicado a sus niños y comprometido con la educación podrá lograr en estos estudiantes un aprendizaje efectivo. Para que así podamos lograr nuestra misión como educadores de educación especial, que es desarrollar al máximo sus capacidades e integrarlos a nuestra sociedad.